La idea de “centro histórico” ha sido objeto de numerosas aproximaciones y conceptualizaciones desde diversos campos disciplinares. Encuentra una primera asociación con una impronta “histórico -fundacional”, y se impregna de una carga simbólica e identitaria, que extiende su representatividad a la ciudad en su conjunto, y cuya significación cultural se evidencia en la permanencia de hechos urbanos y arquitectónicos de valor patrimonial. La condición de centralidad, por otra parte, se hace presente en muchos de estos centros históricos -como indicador de concentración de servicios y equipamientos diversos, de elevado valor del suelo y de densidad poblacional y constructiva-, y evidencia un particular rol en la dinámica urbana contemporánea.
La complejidad del hecho urbano, es definida por esta doble consideración, con un predominio de ciertas características sobre otras, que difieren tanto por las particularidades históricas y las estrategias de intervención planteadas en estas áreas, como por el grado de vitalidad del centro, y por lo tanto, por el nivel de disputa que sobre dicho espacio generan los actores involucrados en la producción de ciudad.
La pertenencia inicial del concepto a la cultura europea, lo asocia a ese núcleo inicial de la urbanización, de origen preindustrial, limitado físicamente por murallas que lo separan de la expansión moderna de la ciudad, materializada “extramuros”. En cambio, en la ciudad americana, se reconoce una no tan precisa delimitación entre el centro histórico y la totalidad de la estructura urbana, lo que muchas veces deriva en una necesidad de “abstracción” de la realidad para poder delimitar en términos físicos el área histórica. La particularidad expansiva y homogeneizadora de la cuadrícula americana condiciona esta definición, contrariamente a lo ocurrido en el caso europeo, en el cual, la impronta de la muralla es la que de algún modo “protege” su presencia física y su permanencia en la estructura urbana, así como “diferencia” en algunos casos el trazado primigenio de crecimientos o ensanches posteriores.
Fuente: Articulo de UPC "Vivienda y Espacios Publicos en Centros Historicos de America Latina" de Paola Bagnera (Universidad Nacional del Litoral)
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